Si es tu primera vez leyendo sobre el tema, te preguntarás cómo pudo un arte tan conservador como lo es el crochet, cruzar fronteras internacionales hasta lograr convertirse en un movimiento urbano resonante alrededor del mundo. Donde cada día más tejedores se unen a este simpatizante y novedoso modelo artístico.
¿Qué es el yarn bombing?
Es un movimiento urbano que gira alrededor de los tejedores de crochet, con una particularidad artística inminente. Su palabra, tal cual traduce “bombardeo de hilos” aunque también se le atribuyen otros nombres como, la guerrilla de ganchillos, tormenta de hilos o hasta grafiti crochet. Sea cual sea el nombre que te parezca mejor ponerle, resulta ser una iniciativa artística con gran impacto visual para todo el que lo ve por primera vez.
Te imaginas ir caminando por un parque un día normal de invierno, cuando de repente ¡boom!, vez un majestuoso árbol rodeado de un abrigo tejido en crochet con múltiples colores radiantes, o vas por una de las principales avenidas de Londres admirando su historia, cuando a lo lejos ves lo que parece una cabina telefónica pero no cualquiera, sino una en crochet ¿te imaginas eso?, una locura sin lugar a duda.
O mejor aún, pasas junto a la estatua de un emblemático alcalde de filadelfia y justo atrapa tu mirada, por lucir un atrevido bikini rosa hecho a medida, por supuesto, en crochet obviamente.
Esta cultura urbana dio uno de sus primeros estallidos en el año 2005 en Houston, cuando una tejedora llamada Magda Sayeg fue invitada a tejer la puerta de una boutique, de ahí en adelante comenzó su efecto multiplicador. Puede resultar un poco indiferente la comparación que voy a hacer, pero este movimiento se asemeja quizás un poco, a una persona que se tatúa por primera vez. Esta siente emoción y adrenalina mientras lo hace, y no sabemos qué sucede, pero tal efecto le parece increíble, al punto de buscar querer experimentarlo nuevamente y cuando voltea a ver, ya tiene cinco tatuajes más.
Algo así sucedió con este movimiento, su impacto visual es tan hermoso que es imposible no verlo, es imposible no comentar algo al respecto y los tejedores lo sabían. Muchos de ellos, no solo lo hicieron con la intención de llenar con colores muchos lugares y conseguir admiración, sino que algunos buscaban alzar su voz en forma de protesta, ya que tenían ciertos intereses que defender con relación a la política, desigualdad social, machismo y muchas otras problemáticas sociales.
Como lo mencionamos, el crochet siempre ha sido atribuido a las mujeres sin relevancia alguna, sin darle el valor que merece al tratarse de una pieza de arte como lo es un cuadro o una escultura. Todas son piezas de artes, que comparten manos humanas, llenas de creatividad y dedicación, pero con el crochet parece haber un poco de indiferencia a la hora de clasificarla y brindar la misma relevancia dentro del arte.
Muchos tejedores sintieron empatía por ello, y comenzaron a formar diferentes grupos por internet, en donde se conectaban personas de todas partes del mundo, compartiendo técnicas para lograr los tejidos en piezas de gran tamaño, compartir los materiales utilizados y el tiempo que llevó hacerlo. Comenzó a crearse una comunidad que se ayudaba aún sin conocerse, pero que compartían un mismo sentir gracias a su amor por el crochet.
Sin embargo, no todos opinaban igual, otro grupo de tejedores no veían esta intervención urbana como protesta, sino que pretendían recordarles a las demás personas que con colores e hilo era posible unir, llenar de colores, plazas vacías y llevar un poco de esperanza donde quizás ya no había.
Cualquiera que fuese el objetivo de los creados de estas majestuosas piezas alrededor del mundo, hicieron un gran trabajo, porque vistieron con novedad cada lugar donde se instauró una de ellas. El crochet como técnica manual, que, en su esencia, consiste en la unión de eslabón tras eslabón haciendo crecer la tira cada vez más hasta lograr tal resistencia que dificulta el desarme con facilidad. Nos recuerda que toda forma de arte que logre unirnos merece la pena ser reconocida.